La participación ciudadana como resistencia ante las ciudades privadas. Una reflexión sobre la Zona Metropolitana del Valle de Toluca
Aborda la discusión de una línea conceptual poco explorada, el de las “ciudades privadas”. Como fenómeno consolidado en ciudades como Qatar o Singapur, vale la pena preguntarse, ¿cómo se da este fenómeno en nuestro país?
Luis Enrique Morales
8/29/202413 min read
Las elites económicas ya no montan edificios ahora son hacedores de ciudades, de ciudades privadas. Desde mediados del siglo XX hemos experimentado un capitalismo voraz que sobre produce mercancías reconfigurando los sectores económicos, al punto de que hoy en día podemos observar ciudades enfocadas en su totalidad a los servicios, como lo son Qatar, Singapur o Hong Kong. No obstante, el crecimiento abrupto de las urbes genera consecuencias sistémicas, en el deseo de replicar el modelo de sobreproducción de las sociedades ultra-capitalistas, las ciudades latinoamericanas han generado una serie de propuestas que alinea la planificación gubernamental con los objetivos empresariales; ejemplo de esto son las “sedes” en Honduras, se trata de centros urbanos gestionados y administrados empresarialmente en su territorio y sus servicios, en una ilusión de autonomía. Lo que no se contempla de estos centros es la transgresión al desarrollo social que acentúa las desigualdades y genera el paulatino desplazamiento de sus residentes. En México, en los últimos años se han popularizado términos como “gentrificación”, que simplifican el fenómeno, la priorización del desarrollo de las urbes sobre garantías sociales como el derecho a la ciudad es una realidad. Este texto busca sentar algunas ideas en una literatura prístina referente a la Zona Metropolitana del Valle de Toluca. Una zona que, por su cercanía a la capital, su crecimiento económico, sus recursos y su movilidad experimentará en los próximos años una crisis social, en la cual la ciudadanía será el factor clave para que la planificación urbana sea responsable, medida y en cordial acuerdo con la norma.
1 Sobre la ciudadanía
En las últimas décadas se ha reavivado el debate en torno a la ciudadanía, recordemos que la transición social hacia la modernidad llevó este debate al centro de la discusión pública, un diálogo donde se encausan las diferentes nociones de la relación simbiótica entre la ciudadanía y el Estado. No obstante, con el propio proceso de crecimiento demográfico se inauguró una discusión novedosa, y se estableció un marco conceptual en torno a la ciudad y el derecho la ciudad. Por otro lado, en lo referente a la ciudadana, el concepto se aborda desde una pluralidad analítica en lo que se ha llamado “modelos de ciudadanía ” esto con el fin de sistematizar, tropicalizar y adaptar lo que ya se decía en la Grecia clásica como “civies” o “polites”. Lejos de la diversidad de modelos contemporáneos de ciudadanía me quedó con un enunciado holístico del Dr. en sociología Miguel Ángel Ramírez Zaragoza que explica el concepto “entender al ciudadano como aquella persona que es “natural o vecino de una ciudad” y a la ciudadanía como el conjunto de habitantes de una ciudad“ (2017, pág. 8). A partir de afirmaciones como la anterior se establece el binomio ciudadano-ciudad, donde el primero busca realizar sus proyecciones de vida, ejercer sus derechos y cumplir con sus obligaciones, la ciudad ¬—se vuelve entonces— donde el ciudadano conforma una comunidad. No olvidemos que no deja de ser una comunidad política (polities) entendida, desde los anglicismos Politics y Policy , en la que el ciudadano es partícipe: a) de la elección de quien fungirá como sus representantes directos y por lo tanto del proyecto de ciudad que se efectué y, b) la ciudadanía participa como agente transformador, en tanto es consultor, ejecutor y evaluador de las políticas públicas que se implementan en la ciudad. Por lo que la ciudadanía es responsable de todo aquello que se haga y deje de hacer en el espacio físico que hemos nombrado como “ciudad” .
2 Participación ciudadana de la ciudad
Podemos decir que la popularización de la relación directa de la ciudad y la responsabilidad ciudadana fue puesta en el centro de la discusión gracias a la obra "Le Droit à la Ville" o ”el derecho a la ciudad” escrita por el teórico francés Henri Lefebvre. En su obra Lefebvre sienta las bases para el pensamiento crítico del espacio público hecho desde el hábitat de la ciudad en contraposición con lo urbano. Se trata de un texto complejo y rebuscado del que recuperó la siguiente idea “La ciudad y la realidad urbana son reveladoras de valor de uso. El valor de cambio, la generalización de la mercancía por obra de la industrialización, tienden a destruir subordinándosela, la ciudad y la realidad urbana” (1968, pág. 20). Por otro lado, hace una crítica a lo que yo llamaría “los hacedores de la ciudad” con la connotación específica de “moderna”, que no es más que los grupos de poder económico que justifican su posición en el capitalismo moderno y que son quienes privatizan el espacio público de las ciudades y crean centros comerciales o de servicios. No se trata de una conformación típica de las urbes, pues siguiendo a Lefebvre las ciudades antiguas siempre han sido el núcleo de las esferas religiosa, política, intelectual y administrativa, sin embargo, en palabras del autor “el centro comercial sólo da una versión mustia y mutilada de lo que fue el núcleo de la ciudad antigua” (1968, pág. 28). En cuanto a los ciudadanía y parafraseando a David Harvey “Los ciudadanos deben tener una conciencia crítica de las estructuras de poder y las dinámicas socioeconómicas que configuran el espacio urbano, así como la capacidad de movilizarse colectivamente en defensa de sus derechos” (Harvey, 2013).
3 De las ciudades privadas
En las últimas décadas las reflexiones sobre lo público y lo privado se han tornado de vital importancia. Por un lado, quienes abogan por la decadencia de la gobernanza de las ciudades (un fenómeno propio de las ciudades latinoamericanas) y, por lo tanto, de su recuperación desde el sector privado, en un modelo de neo-organización privada en las urbes. Estas reflexiones han generado un cúmulo de terminologías que describen el fenómeno, entre ellas el de “ciudad privada”. Una ciudad privada puede definirse desde la mirada de Sonia Vidal-Koppmann como “un conjunto de barrios cerrados con un área de comercio y servicios de libre acceso” (2012, pág. 74) también nos da unas equivalencias conceptuales del fenómeno: “ciudad-pueblo”; “pueblo-privado”; “ciudad-náutica”. Se trata de una concentración de unidades habitacionales cuya principal característica es el tipo de gestión de los servicios públicos. Es decir, existen directrices acerca de la administración de los servicios, el transporte y el comercio, contando así, con sus propios centros comerciales, redes de agua potable, escuelas, entre otros servicios. Parafraseando a Sonia Vidal, las ciudades privadas son “una estrategia armada por las empresas inmobiliarias para hacer ciudad” (2012, pág. 73)
4 Las ciudades privadas en México
Las ciudades privadas en México deben entenderse como el accionar no regulado de las inmobiliarias que se traduce en la multiplicación de los centros urbanos en las últimas cuatro décadas (principalmente en las zonas metropolitanas del país). Se trata de un crecimiento no controlado de áreas de comercio y servicios que desplazan a la población originaria, debido a los altos costes de vivienda . El desplazamiento de las personas a las urbes tiene diversas causas, recuperando la mirada de los sociólogos Brigitte Lamy, José Alberto Ochoa Ramírez y Ángel Serrano pueden tomarse los siguientes factores: 1) Los factores atribuidos al lugar de origen; 2) Los factores atribuidos al lugar del destino; 3) Los obstáculos encontrados entre el lugar de partida y el de llegada; 4) Los factores individuales. (Brigitte , Ochoa Ramírez, Serrano, 2019, pág. 533). Punto y aparte los factores que la originan, una lógica dual yace en la movilización a las grandes urbes, se trata de una dependencia de las periferias al centro, esta dependencia puede entenderse desde los activos económicos, políticos y sociales que se establecen en el centro, mismos que paulatinamente son monopolizados al amparo gubernamental. Estos centros urbanizados-dependientes han sido llamados oficialmente como “zonas metropolitanas” y de acuerdo con el Sistema Urbano Nacional existen 401 ciudades, de las cuales, 74 son consideradas zonas metropolitanas, 132 conurbaciones y 195 centros urbanos. En los últimos lustros estas zonas han pasado de 59 a 74 y, en ellas, habitan más de 75 millones de personas” (Secretaría de Desarrollo Urbano del Estado de México, 2022, pág. 9).
5 La situación de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca
Para esta parte concentraré el texto en algo que no ha sido explorado por los estudios locales, la realidad de la entidad más grande demográficamente, me refiero al Estado de México, una entidad que creció 12% en el recuento censal nacional (2010-2020) llegando al 2020 a una población de 16 992 418 habitantes (48.6% hombres y 51.4% mujeres). (INEGI, 2020). Oficialmente, el Estado de México cuenta con tres zonas metropolitanas: la del Valle de Toluca, la del Valle de Cuautitlán-Texcoco y la de Santiago Tianguistenco, es decir de los 125 municipios de la entidad, 81 se encuentran en alguna de las zonas metropolitanas. La literatura especializada sobre el crecimiento urbano en el centro del país se enfoca, principalmente, en la Zona Metropolitana del Valle de México y en la zona oriente del Estado de México, si bien municipios como Tecámac y Ecatepec presentan un crecimiento exponencial, vale la pena revisar una zona cercana que presenta características propias para el análisis, me refiero a la Zona Metropolitana del Valle de Toluca (ZMVT). “la Zona Metropolitana de Toluca ocupa el 5º lugar con una población cercana a los 2 millones de habitantes en 2010 asentados en un conjunto de 15 municipios destacando Toluca como ciudad central con 819,561 habitantes que representan el 42.3% del total metropolitano.” (Chaparro, 2015, pág. 9) Dicha zona metropolitana está conformada por 16 municipios: Almoloya de Juárez, Calimaya, Chapultepec, Lerma, Metepec, Mexicaltzingo, Ocoyoacac, Otzolotepec, San Antonio la Isla, San Mateo Atenco, Rayón, Temoaya, Tenango del Valle, Toluca, Xonacatlán y Zinacantepec.
Pueden existir una gama de características para las zonas metropolitanas, en específico la ZMVT: a) Tiene su centro político y cultural en Toluca ; b) tiene una gran movilidad, caracterizada por ser de tipo “plato roto”, es decir, vías principales que se encuentran en su centro; c) Una gran zona industrial, ubicada principalmente en el municipio de Lerma; d) Una distribución diferenciada de los centros urbanos y rurales. La ZMVT presenta características muy especiales, se trata de una urbe céntrica con tendencia a la tercerización de los servicios, y fundamentada en vías de comunicación en constante crecimiento.
A continuación, presentó mapas que representan la urbe establecida y la urbe proyectada por el propio Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Toluca. Estas imágenes dan cuenta que la urbe está proyectada para la zona norte y sur del municipio, a la izquierda puede observarse la zona ya ocupada, a la derecha (en color naranja) la zona urbanizable proyectada Un diagnóstico de García-González et al. nos dice “el interés de los desarrolladores ha sido la adquisición de suelo periférico, cada vez más lejano a los centros de población debido a su bajo costo, incurriendo con mayor frecuencia en la compra de suelo ejidal, que los planes contemplan como no programado para expansión urbana” (2015, pág. 224), el ahorro para los hacedores de ciudad termina afectando a lo toluqueños, la ubicación de los conjuntos terminan provocando “el aislamiento de su hábitat, la lejanía del trabajo, de la escuela, de los servicios de salud, de mercados y financieros, servicios que la ciudad ofrece” (pág. 224).
En suma, podemos decir que el crecimiento urbano desmedido ya es una condicionante de las ciudades latinoamericanas y mexicanas, para el caso aquí revisado, la Zona Metropolitana del Valle de Toluca y Toluca en particular experimenta paulatinamente su consolidación como ciudad privada, en su modalidad de centros urbanos dispersos. Los cuales surgen ante la flexibilidad gubernamental. La participación y responsabilidad ciudadana yace en la supervisión de la autorización de estos centros urbanos personificados en los conjuntos urbanos, sin embargo, la tarea no queda ahí, la sociedad organizada es fundamental para el monitoreo regulatorio, ambiental, económico y de costes de movilidad. Hagamos a las ciudades nuestras, hagamos ciudades públicas.
Figura 1 y 2. Conjuntos urbanos en Toluca (izquierda) Clasificación del territorio en Toluca (derecha)
Es deber de la ciudadanía estar atento a los procedimientos de nuevos proyectos de viabilidad, siendo un stakeholder del proceso de autorización, ya que el propio Código Administrativo del Estado de México tiene algunos puntos a revisar “el reglamento del Libro V, artículo 40, fracción II, establece que para la autorización de conjuntos urbanos, su dimensión y densidad estarán en función de la disponibilidad de agua potable, presenta una inconsistencia, ya que considera la disponibilidad como la capacidad institucional de proveer el líquido y no considera las condiciones de los acuíferos de donde se extrae los cuales pueden encontrarse en crisis” (García-González, Carreño, & Mejía, 2015, pág. 223).
Por lo anterior, es importante que la ciudadanía cuide algunos elementos y en la formalidad sea revisora de los dictámenes, como los son:
1. De dotación de agua potable.
2. De protección civil.
3. De evaluación de impacto ambiental.
4. De impacto vial.
5. Licencia de uso del suelo.
Ahora bien, dentro de los programas sociales federales se han generado una gama de herramientas para que la ciudadanía participe de forma directa. Ejemplo de ello, son las herramientas de planeación urbana presentadas por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano en 2020, que en palabras de la entonces, subsecretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda, Carina Arvizu consiste en “14 herramientas que se dividen en: primero, escuchar y valorar qué necesitan las personas; lo segundo tiene que ver con que las personas se involucren activamente a través de talleres participativos en donde decidan y sean parte de la toma de decisiones de lo que necesitan”(Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, 2020). Además de usar la Nueva Agenda urbana de ONU-Hábitat, una herramienta clave para el crecimiento sostenible de la urbe, dos tareas que quedan pendientes para la ciudadanía de Toluca y su zona metropolitana.
Bibliografía
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