La crisis silenciosa: La sobreexplotación de los mantos acuíferos en México
Lluvanela Alcantara Maya
2/28/20244 min read
México se enfrenta a una crisis silenciosa que amenaza su sustentabilidad hídrica: la sobreexplotación de los acuíferos. Este recurso vital está siendo agotado a un ritmo alarmante, poniendo en peligro no solo el acceso al agua potable, sino también el equilibrio ecológico y la seguridad alimentaria.
La sobreexplotación de los mantos acuíferos en México es un problema multifacético que ha ido en aumento en las últimas décadas. Según datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), más del 40% de los acuíferos en México están sobreexplotados, lo que significa que se extrae más agua de la que se repone naturalmente. Esta situación se agrava en estados como el Estado de México, donde la sobreexplotación alcanza niveles críticos.
El problema:
El Estado de México, siendo una de las entidades más pobladas del país y albergando una importante actividad industrial y agrícola, enfrenta una presión desmesurada sobre sus recursos hídricos, a continuación, abarcamos la situación de algunas cuencas o mantos acuíferos de nuestro estado.
El Estado de México. Un caso alarmante:
Acuífero del Valle de México: Este acuífero, que abastece a la Ciudad de México y parte del Estado de México, ha experimentado una sobreexplotación crítica en las últimas décadas. Según cifras de la CONAGUA, la extracción de agua ha superado la recarga natural en más de un 50%, lo que ha provocado una disminución drástica en el nivel de los pozos y una intrusión de agua salada en algunas zonas.
Acuífero Lerma-Santiago-Pacífico: Un área afectada significativamente por la sobreexplotación se encuentra en la cuenca del río Lerma, que abarca territorios del Estado de México, Michoacán, Guanajuato y Querétaro. Los informes indican que la extracción de agua en esta región supera con creces la recarga natural, lo que ha llevado a una reducción considerable en los niveles de agua subterránea.
Acuífero Cuautitlán-Pachuca: En el norte del Estado de México, el acuífero Cuautitlán-Pachuca sufre también los efectos de la sobreexplotación. Los estudios muestran una disminución alarmante en el nivel del agua, así como problemas de hundimiento del suelo debido al descenso del manto freático.
La sobreexplotación de estos acuíferos no solo ha llevado a una disminución del nivel del agua, sino que también ha provocado hundimientos del suelo, afectando la infraestructura y aumentando el riesgo de inundaciones.
La sobreexplotación de los acuíferos conlleva consecuencias desastrosas que impactan tanto en el medio ambiente como en la sociedad. La disminución de los niveles de agua afecta la disponibilidad de agua potable para la población, así como para la agricultura y la industria.
Además, la intrusión de agua salada en acuíferos costeros debido a la sobreexplotación representa una amenaza para la calidad del agua y la biodiversidad marina.
Promoción de Tecnologías Sostenibles: Es esencial fomentar la adopción de tecnologías de riego más eficientes en la agricultura, como el riego por goteo o la agricultura de precisión. Estas técnicas reducen el desperdicio de agua y optimizan su uso, ayudando a conservar los acuíferos.
Gestión Integral del Agua: Se deben implementar políticas y programas que promuevan una gestión integral del agua, considerando tanto la demanda urbana como la rural, así como los usos agrícolas, industriales y domésticos. Esto incluye la promoción de la reutilización y el reciclaje del agua, así como la captación de agua de lluvia.
Inversión en Infraestructura Hídrica: Es necesario invertir en la construcción y mantenimiento de infraestructura hídrica adecuada, como sistemas de abastecimiento, plantas de tratamiento de aguas residuales, y estructuras de recarga artificial de acuíferos. Esta infraestructura ayudará a optimizar la distribución y el uso del agua, así como a recargar los acuíferos de manera controlada.
Educación y Concientización: La educación ambiental y la sensibilización sobre la importancia de conservar el agua son fundamentales. Se deben llevar a cabo campañas de concientización dirigidas a la población en general, así como programas educativos en escuelas y comunidades, para promover prácticas de uso responsable del agua.
Regulación y Vigilancia: Es crucial fortalecer la regulación y vigilancia de los recursos hídricos, garantizando el cumplimiento de las leyes y normativas ambientales. Se deben establecer mecanismos de monitoreo y control que permitan identificar y sancionar la extracción ilegal de agua, así como el deterioro de la calidad del agua.
Participación Ciudadana: La participación activa de la sociedad civil en la gestión del agua es esencial. Se deben promover espacios de participación y diálogo entre los diferentes actores involucrados, incluyendo a comunidades locales, organizaciones no gubernamentales y sector privado, para buscar soluciones colaborativas y promover la gobernanza del agua.